"Es una traición, viejo, es una traición", gritaba, bramaba Diego Maradona. ¿Qué pasó? ¿Un espía alemán en el entrenamiento? ¿Algo mucho más grave? El técnico de la Selección mostró su indignación porque, al someterse al tradicional castigo (un fusilamiento con pelotas para el equipo que pierde el picado informal), ligó varios pelotazos. Claro: según el Diez, el castigo debía realizarse con un remate a la vez. "Pero Heinze fue el que incitó a todos a que tiraran juntos", explicó ante los periodistas.
Mucha buena onda, está claro. Maradona, tras sufrir el castigo, increpó a Mascherano primero y a Heinze después. Incluso, cuando Heinze elongaba, lo pisó. ¿Está de más decir que todo era en joda? También hubo penitencia para Otamendi, quien debió ubicarse en el lote de los perdedores y sufrir el peloteo "porque ayer se despertó tarde".
Olé, edição de hoje.
quarta-feira, 30 de junho de 2010
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